13/2/08


Las columnas de S. Agustín, Valladolid.
Ahí están. Completmente fuera de lugar colgando del aire sin armonía, pudiendo ser bellas en un contorno apropiado, pero no. Son. Y punto. Y estarán. Sujetas con inútlies barandillas, encima de una horrible y monótona pared. Una pared Gris. Como las nubes pero sin el carácter ni la vitalidad de éstas. Un pálido reflejo del suelo. Y entre barrotes de cárcel... las columnas. Presas, mortificadas, y silenciosamente atormentadas por la degradación. Arquitectura enjaulada en arquitectura indigna.

Foto de DVD.

5 comentarios:

rut dijo...

"Arquitectura enjaulada en arquitectura indigna". Me encanta.

Pero es terriblemente triste. Ahora mismo sería tan capaz de explicarte el Gris a la perfección como de darte un abrazo inmenso diciéndote la alegría que es haberte concido, Pipi.

Por todas las ralladas del mundo. Un beso Azul en cada Gris.
duenda.

Vorna van Drakenberg dijo...

La tristeza no tiene porqué ser terrible. Sin tristeza, no podríamos valorar de verdad la felicidad. Y así, con las pobres columnas de fondo, una amistad azul tiene mucha mayor intensidad.
Un beso para mi pitufa azul preferida.

rut dijo...

¡OOOOOOOHHHHHHHHH!!!
¿te casas conmigo???

jijiji...
d.

Nacho dijo...

Me pregunto cómo se verán esas mismas columnas un día soleado sobre el fondo azul del cielo limpio.

Vorna van Drakenberg dijo...

igual, sólo que aún más fuera de lugar, y más que inarmónicos... serán el silencio rotundo del "no" que no hace falta ser pronunciado. Y será un "no" silenciosamente discordante.