2/3/08

Sueños rotos





Era tan aburrida la caja en la que vivía... Y sus compañeras eran tan bobas.


Tic tac. El tiempo pasaba y ella sólo añoraba el día en que su ama se aburriera de ella, que la tirara a la basura, que la llevaran en camión por las calles desconocidas de esa ciudad tan rara en las que, según el día y el juego de su ama, era personaje de ficción. De haberse podido mover, se hubiera fugado el primer día. Pero su piernas de plástico respondían únicamente a la voluntad humana y sus brazos no tenían articulaciones. Sólo le quedaban sueños. Imágenes de un cristal tan fino y frágil que si pensaba demasiado intensamente en ellas se desacían en mil pedacitos afilados y asesinos, que atacaba con furiosa agresividad sus emociones y pasiones.
Soñaba con el día en que llegara su soldadito de plomo... hasta que recordaba que no era una elegante bailarina, sino una Barbie cualquiera, de proporciones plásticas inversímiles cuyo único pretendiente era un obsceno Ken, super guay, mega y chachi a la vez.


Con los años su ama casi maduraba. Y la caja de cartón se abría con menor frecuencia. Y la oscuridad empezaba a nublar su mente. Ya no había soldaditos de plomo en sus sueños. Sólo nubes oscuros, espesos, sofocantes, esperando la luz, pero sin esperanza...


Sus compañeras charloteaban menos. Ken había entrado en el estupor de la hibernación. Y ella marchitaba desnuda en la caja. Sus pechos sin pezones, sus manos con los dedos fusionados, las rodillas que no se doblaban, el pelo rubio enredado... todo se dejaba envolver en el olvido, porque no podía hacer otra cosa.




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy un fiel admirador de tus cuentos. Desde los que leía en tu casa hasta los últimos.

Este sin lugar a dudas es uno de los más frágiles y precioso que he leído. El ver que una metáfora es más real que la pura verdad.
Sólo puedo decirte que sigas así y nunca te canses de escribir.

Y ni se te ocurra perder la esperanza por que o sino ¿Que quedaría?
Para que decir quien soy si ya lo sabes.

Anónimo dijo...

Erase una vez una fresita. No era la tipica fresa roja, suculenta, dulce, sabrosa, jugosa…Bueno, jugosa sí; lo de suculenta y sabrosa no lo sé porque no soy lesbiana. Dulce…eh….No. Porque la pobre era una amargada que no podía con su alma. Roja tampoco era (dejemos aparte cuestiones políticas que no pintan nada en un cuento de hadas). Era, y me da mucha pena decirlo, de color ROSITA.
Diferenciemos conceptos antes de proseguir:
Rosa o rosita no es igual a ROSITA
Rosa es un color aceptable; rosita es de bebés (ese jersey de color chicle que decía mamá que te quedaba muy mono el día que entraste nueva en el Instituto de Matones…eeese rosita).
ROSITA destaca. ROSITAes una mezcla de flúor, chicle, números E (porque es el color más sintético que existe), Barbie y ácido sulfúrico.
Descrita mi protagonista, sigo el relato.
Fresita (porque una fruta no creo que tenga un nombre muy original) se llevaba algo mal con sus padres (ya conté antes que era una margada). Como consecuencia, un dá se le fue la olla más lejos que nunca, y se piró al mundo exterior a vivir libre.
Empezó a recorrer sus pueblos, pero vió que todos los que cruzaban su camino eran fresas normales, rojas, suculentas, bla, bla…y, como buena amargada, las tachó de voejas, estereotípicos y pijo-fachas y se acercó a la ciudad.
Andaba, enfadada, por un cam-camini-camino de tierra pegando patadas a las piedras sueltas como una petarda payasa.
Iba buscando en el suelo piedras cada vez más grandes…siguió pegando patadas la muy palurda hasta que:
-¡Ay!
Fresita paró en seco: con las cejas fruñidas, poco a poco levantó la vista.
Y vió (Vorna los monosilabos de este tipo no se acentuan) que estaba delante de una lima.
Pero no era una lima normal y corriente: agria y verde. Era medianamente dulce y VERDECITA (aplica la lógica de ROSITA y te lo imaginarás).
-Auuuu. ¿Por qué me haces eso?
-Mmmm. Perdón.
-Te veo amargada.
-Grrr.
-Solo era un comentario. ¿Te cueto un chiste?
-No.
- Van dos y se cae el del medio, jijijijiji…
-Se te ve ansiosa de compañía.
-¡¡Oooooh!! Sííí…Es q me he perdido. ¿Vas a la ciudad? (Viendo asentir a Fresita) ¡Aaay qué bien! Pos te voy a acompañar. No te importa ¿verdad? Vamos! (Pausa) ¿Por dónde es?
- da media vuelta porque es en dirección contraria a la que ibas tú.
-¡¡Jai, jai, jai!!
-¿Qué?
-¡Se me salen orejas!
-En fin.
Y caminaron hacia la ciudad. Durante el trayecto Limita seguía ejerciendo sus facultades comunicativas sin cesar, recibiendo como mucho un “sí” o un “no” a cambio (y más lo segundo que lo primero).
Al anochecer, cuando Limita creía no aguantar un minuto más andando y Fresita creía no poder aguantar un minuto más a Limita, llegaron a las puertas de la ciudad. Allí, haciendo la guardia, estaba Zanahoria. Pero, claro, no era una zanahoria cualquiera: en vez de naranja, te imaginarás de que color era, y en vez de ser enraizada, sólida y dura, era el espíritu más volátil, flexible y compasivo que existía.
Miró a Limita y su necesidad tan obvia de compañía y amistad llenó sus ojos de lágrimas. La ausencia de felicidad de Fresita fue un pinchazo para su corazón.

Anónimo dijo...

continuacion erase una vez una fresita...
Debo hacer algo por ellas pensó Zanahoria.
-¿Nos abres o no?-preguntó Fresita arqueando las cejas.
-Es que verás- añadió Limita- necesitamos descansar, que hemos venido andando desde..ehm…pues…muy lejos. Me duelen los pies y necesitamos dormir y comer-
-Calla un poco. (¿Quién iba a ser?)
Zanahoria se quedó pensativa. Al cabo un rato dijo:
-Sé de un lugar donde pueden dormir los viajantes gratis y donde pueden recibir todo cuanto necesitan…
-¡¡Aaaay qué bien!!. ¡¡Menos mal, porque no tengo ni un duro!! Imagínate que nos toca ir y resulta que no puedo pagar…aay que mal me hubiera sentado…
-¿Nos llevas?
Zanahoria no se movió, con lo cual fresita añadió:
-¿Por favor..?
-Seguidme. Vamos a la Posada de la Bruja de la Primavera.
-Aaaala qué-
-Basta.
Cuando llegaron estaba la bruja en la puerta sonriendo.
-Bienvenidas a mi hogar. Os he estado esperando alas tres. Pasad.
Entraron y pasaron a un salón enorme con una increíble hoguera que calentaba cada rincón de la sala. Había muchos sofás comodísimos, mesas de todas formas y alturas cubiertas de velas. Por las paredes crecían rosales de todos los colores, pero lo más espectacular era que en el centro del salón, rodeado de un aluz extraña parecida a la del amanecer, había un almendro en flor.
De la nada, la bruja hizo aparecer sobre una de las mesas (la única sin velas) comida, agua y vino.
-Comed y descansad. Al amanecer necesito hablar con vosotras.
Llegó el amanecer pero las tres frutas se sentían como s seguían soñando.
-¿Sabeis? La verdad es que desde que os he conocido a vosotras me siento más…no sé, más completa-dijo Fresita de repente.
Las otras dos se quedaron atónitas. ¿De verdad acababa de formular una frase compuesta y encima para decir algo agradable? Limita, sorprendentemente, se quedó sin palabras.
- Que sí. Es que antes estaba rodeada de fresas rojas, pero ahora me doy cuenta de que no soy tan rara, o que al menos no so la única rara. Es un gran consuelo.
-¿A que sí?- Dijo la encantadora apareciendo de la nada.
Si es que estáis hechas las unas para las otras…Creo que voy a hacer…una…¡¡MACEDONIA!!
No les dio tiempo a asustarse. En un instante estaban mezcladas las tres para formar una. Y esta vez no era fruta…
La masa empezó a mutar hasta formar una cabeza, dos brazos, dos piernas…Al final se había convertido en una chica adolescente.
-Hola, Silvia. Despierta y en conmigo.
Aturdida, la joven recién nacida, desnuda, siguió a la bruja. Ésta abrió la puerta que daba la calle.
-No temas y sal.
Nada más pisar la acera se dio cuenta de que estaba vestida: unos pantalones VERDECITOS, un jersey ROSITA y una cazadora NARANJITA.
Delante de ella se formaron más personas.
-Aquí están todas las personas que te ayudarán a acomodarte a tu triple personalidad de manera que alcanzarás la madurez cuando se fundan las tres formas de ser tan diferentes que conviven en ti. Al principio tu humor variará mucho, pero a medida que encuentres tu amor y los amigos que ya no te abandonarán jamás, serás completa y feliz. Buena Suerte.
Y con esto se dejó en libertad una Silvia. Vorna