27/1/09

Por qué? y porqué?

Por las risas, los exámenes, los cafés con y sin azúcar, los 240 huevos que tuvimos 4 tías en oposición a los 8 que tendrían 4 tíos; por una aventura sin luz, sin agua caliente, sin internet, sin coche, sin tren, ni NADA; por un sol que calienta desde mediados de enero; por el carné de conducir que tres tenemos y otra tendrá pronto; por un feto, mis cejas favoritas, y una cosa manejable que encierro de vez en cuando con las escobas; por un cuarto de baño sin luz y sin ventanas; por la calefacción, un huevo que no consiguió freirse y dos mantas fundidas; por los indecisos capullos y las disputas tontas entre parejas; por las madres, que son... eso... madres; por los cumples indecentes e inofensivos; por las botellas de Estrella Damm y las cajitas de Chester y Marlboro; por los sustos a oscuras; por ese puto despertador que no os despierta, pero que a mí sí; por la pastilla y las drogas; por las enfermas e inmunes; por Una De Queso, ¿Una De Qué?, Que se os den por culo matorilolirlei; por los platos, y que los laves tú; por la tortilla española hecha por una inglesa; por los intercambios de nombre; por OC, que no iba a faltar; porque las colinas tienen ojos; por trastornos mentales; por la verdura y el caldo; por Ventdelplá; por un sandwich de cuatro pisos; por esto y más os digo:


Que sois unas perras de primera categoría y pedigree,


pero por encima de eso,

y más importante


....




es que sois




...



Unes companyes de puta mare!

23/1/09

Prioridades

no eres lo más importante en tu vida.
Nunca lo has sido;
no lo eres;
nunca lo serás.
Porque siempre habrá alguien a quien quieras más que a ti mism@,
aunque sólo sea la imagen que tienes de ti mism@.
Pero no eres .

12/12/08

/blanco/x(-negro)=-c

Quiero desgarrarte entre mis dientes, saborear el sudor: tu hedor a miedo y deseo.
Quiero que me claves los ojos en las entrañas y retuerzas el filo, tirar mis tripas al suelo, y mirar juntos qué letra sale.
Quiero beber un vaso de luz ardiente y comer un saco de cenizas.
Quiero sentir la fuerza de puños brutos, sin añadidos, sin colorantes, ni números "e", y oir como sigue latiendo el corazón al ritmo del quebrantamiento de huesos.
Quiero una flecha negra bordada con oro para odiar con amor, amar con odio, viviendo un sueño con furia y pasión.
Quiero saltar repetidamente de un blanco virginal a un negro pederasta sin recoger 200 euros cada vez que pase por la salida.
Quiero raptar los colores, encerrarlos en una caja fuerte y pedir un rescate a los artistas.
Quiero violar todas las palabras de todos los diccionarios de todas las lenguas y dialectos hasta que se retuerzcan dolidas pero con placer.
Quiero vivir del aire de un suspiro dolido, lejano, como los que que me asedian todas las noches, cuando me tumbo, sola.
Quiero bañarme en una piscina de lágrimas frescas que no sean sólo mías ni sean frías.
Quiero volver atrás en el tiempo y no cambiar ninguno de mis desgracias, ninguno de mis fallos, ni evitar dolores, ni hacer con más sabiduría las decisiones difíciles.
Porque al fin y al cabo, estoy donde quiero estar, entre un lugar y otro, con el cerebro allí y el corazón allá, los intestinos agarrados a tierra firme, los nervios en el país de las maravillas y pesadillas, una mano en tu piel, otra pasando una página de un libro de Galdós, con los sueños despiertos, y los despertares dormidos, oliendo tu miedo y tu deseo, viendo una C en mis entrañas, con la luz engullida y andando a oscuras tosiendo cenizas, con el cuerpo roto pero un sujeto por un sentimiento firme e intacto, odiando cosas que no puedo no amar y amando lo odioso que resulta, sin tocar grises y sin un puto duro, envuelta en mil colores, con todas las palabras a mi disposición, suspirando y siendo suspirando, llorando y siendo siendo llorada.

7/11/08

Un color peor que el Gris

Cierro la mano
gritando al bastardo y riendo
sus putas. Lo agarro, lo cojo,
lo retuerzco, lo exprimo,
su sangre corriendo en su mente
creando un estado de no,
un estado de sí,
un estado que no está y no estuvo
nunca.

Abro la mano, la mancha
me mira indefensa pensando
en el vacío hermoso
oscuro del lecho que no es
el suyo.
Es mío.

Y mis ojos son sangre,
ceniza y fuego, derraman
dos ríos de tierra robada en lengua
extraña con piedras picudas
y moho.
Mi aliento es verde con pecas
rosadas, veneno en los dientes,
y ¡ay! las palabras...
Shhhh...

Shhhh...

Que tanto te duelen.

Shhhh...

6/11/08

Barna




8 horas. Camiones mil gusanean por una serpiente de cemento. Sturm und Drang para dar la bienvenida. Una casa solitaria entre mil. Mil casas solitarias en torno a una. Mía. Un Super caro. Super cuestas. Super vistas. Ferrocarriles que hablan en catalán. Que frenan en catalán. Que arrancan en catalán. Un laberinto donde tengo que encontrar despachos, aulas, reprografías varias, bibliotecas donde YO cojo los libros. Una bibioteca que no cierra ni en Nadal. Ni de noche. Ni en fiestas. Nunca. Un Campus que se vale por sí. Completo. En el culo del mundo. Media hora en tren a la civilización metropolitana. Y entonces mundos, colores, luces, coches, metros, ramblas, hurones, batuka, prisas, tiendas, C/ Tallers, punks, góticos, guiri, guiri, guiri, catalán, guiri, guiri, guiri, cata... guiri. Pedrera, Batlló, maravillas, Sagrada, babas, pies agotados, ganas de más, ganas de ir a casa contigo. Lágrimas de despedida. Vacío, Mi Casa, sin télefono, wifi o WTFi?? Companyeres. Cullons y collons, hola y hole. Barna y puta barna. Gris, con mil puntitos de color. Un paseo sola por las Ramblas para despejarme. ¡Matriculada! fiuuuuuuu.... Convalidaciones erróneas benéficas, pero, shhhhhh... Assamblea, punkazos, encierros, expedientes, SPEC, AEP...
Y ahora a respirar.

Sentimientos.

Se hacen a partir de sucesiones de imágenes. Alegría, dolor, esperanza, añoranza, culpabilidad, nostalgia… Da igual el tinte, la tela se hace con una hilera continua de imágenes. Se cruzan unas con otras, se tuercen, y se convierten en algo más complejo.

Hay tejidos densos, envolventes, complicados, otros no son más que taparrabos semitransparentes sin apenas sustancia. Los hilos más usados son los Resíduos Psicológicos (alías Recuerdos), que se combinan bien solas, o bien en mayor o menor grado con otros tipos: para una manta fantástica de emociones ilimitadas, amores imposbles, duelos a muerte, heroes, moribundos que resucitan, acaricias de magia, roces bilabiales... una hilera densa y gorda de Imaginación. Luego también distinguimos entre Resíduos Psicológicos rimarios, y los secundarios que son productos manufacturados a partir de libros desmigajados, triturados y engullidos.

Los tejeros principiantes deben tener cuidado a la hora de escoger conscientemente sus hilos: los Recuerdos más felices a veces son el fundamento de las mantas más tristes que se puede fabricar. Guárdese bien, el tejero amante distante de la Amada, de evocar ningún Resíduo Psicológico relacionado con la Amada.

Y si lo que se pretende es machacar un sentimiento inmenso hasta que quepa en palabras, guárdese de este tipo de chorrada, del escapismo, de encontrar una manera oculta indescifrable de decir que falta algo. Alguien. Muchos alguienes. Que las metáforas ya están más dadas de sí que el sujetador de la Duquesa de Alba.

14/10/08

Juegos inocentes


Era mi vecina. Cuando mudaron al piso era una chiquilla muy pequeña, ciega, pero muy hermosa y sonriente. Mis padres ofrecieron ayudar a los suyos con algunos trastos y una mirada de mi madre, señalando con ese dedo imperativo a la niña, me impuso una conducta amistosa, así que la llevé al pequeño patio a jugar en los columpios.

La guié hasta el columpio, y ofrecí empujarla bajo la condición de que se agarrara bien. Por supuesto prometió que se agarraría bien y fuerte y que no pasaba nada, que no se caería. Nada más ayudarla a sentarse, pidió que la empujara más alto, más, más... Hasta el cielo. Quería ver el cielo. Yo la seguía empujando, me empezaba a caer bien. Nos reíamos de lo fuerte que la empujaba.

Me preguntó que si había alguna nube a la vista y por añadir un poco de emoción, respondí que sí, a pesar de ser un día despejado. Dije que era como una enorme bola de algodón húmedo. Empújame bien alto, me pedía entre risas; quiero verla.

Yo tampoco era muy mayor. Creo que tenía 7 años.

Yo no sabía que ver era tocar.

Segura

¿Y qué si yo quiero meterme debajo de la cama?
Es mía. Y me meto cuando quiero.

¿Cobarde?

¿Avestruz?

¿Segura?

Tú no has visto lo que vive ahi...

Lejos

Uña punzante
Raspando la seda
Pisando las telas
de arañas
like dreams
Of smoke.
But—
Stop.

Duermo soñando
Tu aliento caliente:
Arañas las telas
de sueños
quemados,
el humo marcando
su tierra lanzando
cristales teñidos de rojo...
Pero—
No.

Duermo despierta
Dolida y desierta,
Despierto cerrando
Los ojos, meando
Recuerdos.

14/7/08

El cuento de hadas (segunda parte)



os cuenta-cuentos empezaron:



Érase una vez... en una tierra lejana... vivía un mago perverso y malvado cuyo poderes inconmensurables le permitían dominar cielo, aire, tierra, agua, y aquellos infelices pobladores que se hallaran cerca de su castillo. Toda esta energía la albergaba en un pequeño diamante que siempre colgaba de su cuello. Lo utilizaba como un verdadero egoísta: para ser bello, para ser rico, para destrozar las cosechas que no le pertenecieran, comprar las tierras estériles baratas, y comvertirlas en tierra fértil de nuevo. Secuestraba las jovenes de las aldeas, deshonrábalas, y mandábalas sin un centavo al mundo que gracias a él era un mundo cruel, duro, y sin compasión. La causaba placer el llanto de mujeres y niños, y le hacía reír un hombre arrodillado a sus pies rogándole el perdón.


Este terrible mago vivía en un resplandeciente castillo rodeado de bellos árboles y una inmensa muralla de piedra. El castillo en sí era un lugar formidable pero hermoso: cubierto de figurinas de mármol y gárgolas, las torres eran esbeltas pero tan altas que parecía que rozaban el cielo y despedazaban las nubes, las vidrieras eran de colores fantásticos pero mostraban escenas grotescas de muerte y sufrimiento, por dentro todo lo que no era madera meticulosamente tallada o mármol, era de oro y plata, y alfombras persas. Aquí uno encontraría los caballos más hermosos y elegantes del país. Los galgos más rápidos. Los mejores halcones de caza. Pero había una cosa que era su posesión más apreciada, la única cosa en el mundo que trataba con cariño: un enorme caballo alado blanco cuya crin y cola eran plateados. Guardaba esta criatura mágica en un jardín secreto cuya puerta solo podía encontrarse por alguien cuyo corazón estaba empeñado en encontrar el caballo. Como nadie excepto él sabía de la existencia de tal bestia, nunca tuvo miedo de perder su tesoro.

* * *

Un día decidió ir a revisar sus campos y procurar que todos los aldeanos estuvieran trabajando sin parar. Salió con un caballo negro y sus perros más feroces. Fue a visitar primero una de las aldeas de pescadores donde empezó por vigilar que todo marchara como debiera. Pero no tardó mucho en fijarse en una bonita muchacha que reparaba una red. Con una sonrisa maliciosa, acarició el diamante que llevaba en el cuello, y una repentina brisa arrancó la red de las manos de la joven ya la dejó a pies del tirano. Horrizada, la chica brincó y echó a correr detrás de la red, pero el mago volvió a acariciar el diamante, y la pobre se tropezó con una raíz de árbol y cayó prostrada a sus pies.

--¡Vaya, vaya! Tengo una manos-mantequilla... Tché... eso no puede ser...

--¡No, no, mi señor! ¡Le juro que es la primera vez que mis manos me fallan!

--¿Y porqué iba a creerte? No eres más que hija de pescadero, una miserable aldeana, que como todos los demás aldeanos, no eres más que escoria. Pero tú... Tú eres escoria estúpida, y no puedo tenerte aquí incordiandando.

La pobré le rogó que la perdonara, pero hizo caso omiso, agarrándola y poniendola boca abajo sobre la montura de su caballo. Se subió detrás, y la llevó a todo galope al castillo. Una vez allí, la dejó en una salita que más que una habitación, parecía una cuadra para un caballo muy muy pequeño. La cama consistía en un montoncito de paja áspera, el agua salía de un grifo en la pared y y llenaba un abrevadero.

--Mañana, te daré una lista de tareas. Si consigues hacerlo todo mañana, no te tiraré a los perros. Incluso te traeré comida.

Y dicho eso, el mago se fue carcajeando cerrando la puerta tras sí. Ella corrió hacia la puerta y la golpeó como si fuera a echarla abajo. Era imposible, así que cogió la lista y la llevó a la única ventana de esa pocilga para poder leerla a la poca luz que quedaba del día.

--No podrás hacerlo todo a tiempo.

La muchacha se quedó de piedra ante la ventana. Ahí, asomando la cabeza por la ventana había un caballo blanco con la crin plateada. Un caballo blanco que la acababa de hablar.

--Nunca pueden hacerlo a tiempo. Y tampoco te echará a los perros. Al menos hasta ahora, tampoco ha hecho eso jamás.

El caballo se rascó la cara contra la pared y estornudó al levantar el polvo. Se quedó mirando a la chica, esperando que dijera algo.

--¿Qué quiere de mí?

El caballo relinchó, soberbio.

--Lo sabes perfectamente. Pero te puedo ayudar. Hubiera ayudado a las otras, pero es la primera vez que consigo estar cerca de una de sus prisioneras. Las suele encerrar en alguna torre.

--¡Me ayudarás! ¿Y me ayudarás a escapar?

--Tché. No te ayudo porque me caigas bien. Los humanos sois todos iguales: destrozadores de la naturaleza. Yo no siempre tuve alas. Nací normal y corriente: no tenia crin ni cola de tan absurdo color. Ni tampoco hablaba. Se supone que debiera estar agradecido a ese mago. Al menos eso lo dijo él. Y el miedo que me inspiró el día que me transformó me hizo comenzar un eterno teatro de mentiras. Yo te ayudo, y tú me ayudas. Yo te ayudo a realizar tus tareas. Tú encuentras el Libro de las Transformaciones. No me interrumpas,-- añadió viendo que la chica iba a hablar,-- si superas la prueba de mañana, no te tocará. De hecho es probable que te acabe usando como criada. Así es como conseguirás encontrar y robar el Libro de las Transformaciones. Y si encuentras antes otros libros de magia, te conviene empezar a memorizar algún que otro hechizo. Ahora, --sigue callando, que no he acabado-- coge uno de los cabellos de mi cola cuando me dé la vuelta, y átatelo al cuello. Y mañana, cuando venga a por tí el mago para que comiences tus tareas, una vez sola, lee en alto la lista. No volverás a verle hasta el anochecer, cuando deberás estar en la cocina pues tu última tarea es preparar la cena. Todo estará hecho, sólo tendrás que servir la cena cuando él así lo ordene. Y quítate mi cabello del cuello antes de servirle, o sabrá exactamente cómo lo hiciste. Nunca lo uses salvo cuando estés sola. Y nunca lo lleves puesto si lees palabras mágicas en alto. Y no abuses de ello, o no te ayudaré más. ¿Te acordarás de todo?

La muchacha asintió con la cabeza.

--Pues coge el cabello, duerme, y mañana haz cuanto te he dicho.