12/12/08

/blanco/x(-negro)=-c

Quiero desgarrarte entre mis dientes, saborear el sudor: tu hedor a miedo y deseo.
Quiero que me claves los ojos en las entrañas y retuerzas el filo, tirar mis tripas al suelo, y mirar juntos qué letra sale.
Quiero beber un vaso de luz ardiente y comer un saco de cenizas.
Quiero sentir la fuerza de puños brutos, sin añadidos, sin colorantes, ni números "e", y oir como sigue latiendo el corazón al ritmo del quebrantamiento de huesos.
Quiero una flecha negra bordada con oro para odiar con amor, amar con odio, viviendo un sueño con furia y pasión.
Quiero saltar repetidamente de un blanco virginal a un negro pederasta sin recoger 200 euros cada vez que pase por la salida.
Quiero raptar los colores, encerrarlos en una caja fuerte y pedir un rescate a los artistas.
Quiero violar todas las palabras de todos los diccionarios de todas las lenguas y dialectos hasta que se retuerzcan dolidas pero con placer.
Quiero vivir del aire de un suspiro dolido, lejano, como los que que me asedian todas las noches, cuando me tumbo, sola.
Quiero bañarme en una piscina de lágrimas frescas que no sean sólo mías ni sean frías.
Quiero volver atrás en el tiempo y no cambiar ninguno de mis desgracias, ninguno de mis fallos, ni evitar dolores, ni hacer con más sabiduría las decisiones difíciles.
Porque al fin y al cabo, estoy donde quiero estar, entre un lugar y otro, con el cerebro allí y el corazón allá, los intestinos agarrados a tierra firme, los nervios en el país de las maravillas y pesadillas, una mano en tu piel, otra pasando una página de un libro de Galdós, con los sueños despiertos, y los despertares dormidos, oliendo tu miedo y tu deseo, viendo una C en mis entrañas, con la luz engullida y andando a oscuras tosiendo cenizas, con el cuerpo roto pero un sujeto por un sentimiento firme e intacto, odiando cosas que no puedo no amar y amando lo odioso que resulta, sin tocar grises y sin un puto duro, envuelta en mil colores, con todas las palabras a mi disposición, suspirando y siendo suspirando, llorando y siendo siendo llorada.

7/11/08

Un color peor que el Gris

Cierro la mano
gritando al bastardo y riendo
sus putas. Lo agarro, lo cojo,
lo retuerzco, lo exprimo,
su sangre corriendo en su mente
creando un estado de no,
un estado de sí,
un estado que no está y no estuvo
nunca.

Abro la mano, la mancha
me mira indefensa pensando
en el vacío hermoso
oscuro del lecho que no es
el suyo.
Es mío.

Y mis ojos son sangre,
ceniza y fuego, derraman
dos ríos de tierra robada en lengua
extraña con piedras picudas
y moho.
Mi aliento es verde con pecas
rosadas, veneno en los dientes,
y ¡ay! las palabras...
Shhhh...

Shhhh...

Que tanto te duelen.

Shhhh...

6/11/08

Barna




8 horas. Camiones mil gusanean por una serpiente de cemento. Sturm und Drang para dar la bienvenida. Una casa solitaria entre mil. Mil casas solitarias en torno a una. Mía. Un Super caro. Super cuestas. Super vistas. Ferrocarriles que hablan en catalán. Que frenan en catalán. Que arrancan en catalán. Un laberinto donde tengo que encontrar despachos, aulas, reprografías varias, bibliotecas donde YO cojo los libros. Una bibioteca que no cierra ni en Nadal. Ni de noche. Ni en fiestas. Nunca. Un Campus que se vale por sí. Completo. En el culo del mundo. Media hora en tren a la civilización metropolitana. Y entonces mundos, colores, luces, coches, metros, ramblas, hurones, batuka, prisas, tiendas, C/ Tallers, punks, góticos, guiri, guiri, guiri, catalán, guiri, guiri, guiri, cata... guiri. Pedrera, Batlló, maravillas, Sagrada, babas, pies agotados, ganas de más, ganas de ir a casa contigo. Lágrimas de despedida. Vacío, Mi Casa, sin télefono, wifi o WTFi?? Companyeres. Cullons y collons, hola y hole. Barna y puta barna. Gris, con mil puntitos de color. Un paseo sola por las Ramblas para despejarme. ¡Matriculada! fiuuuuuuu.... Convalidaciones erróneas benéficas, pero, shhhhhh... Assamblea, punkazos, encierros, expedientes, SPEC, AEP...
Y ahora a respirar.

Sentimientos.

Se hacen a partir de sucesiones de imágenes. Alegría, dolor, esperanza, añoranza, culpabilidad, nostalgia… Da igual el tinte, la tela se hace con una hilera continua de imágenes. Se cruzan unas con otras, se tuercen, y se convierten en algo más complejo.

Hay tejidos densos, envolventes, complicados, otros no son más que taparrabos semitransparentes sin apenas sustancia. Los hilos más usados son los Resíduos Psicológicos (alías Recuerdos), que se combinan bien solas, o bien en mayor o menor grado con otros tipos: para una manta fantástica de emociones ilimitadas, amores imposbles, duelos a muerte, heroes, moribundos que resucitan, acaricias de magia, roces bilabiales... una hilera densa y gorda de Imaginación. Luego también distinguimos entre Resíduos Psicológicos rimarios, y los secundarios que son productos manufacturados a partir de libros desmigajados, triturados y engullidos.

Los tejeros principiantes deben tener cuidado a la hora de escoger conscientemente sus hilos: los Recuerdos más felices a veces son el fundamento de las mantas más tristes que se puede fabricar. Guárdese bien, el tejero amante distante de la Amada, de evocar ningún Resíduo Psicológico relacionado con la Amada.

Y si lo que se pretende es machacar un sentimiento inmenso hasta que quepa en palabras, guárdese de este tipo de chorrada, del escapismo, de encontrar una manera oculta indescifrable de decir que falta algo. Alguien. Muchos alguienes. Que las metáforas ya están más dadas de sí que el sujetador de la Duquesa de Alba.

14/10/08

Juegos inocentes


Era mi vecina. Cuando mudaron al piso era una chiquilla muy pequeña, ciega, pero muy hermosa y sonriente. Mis padres ofrecieron ayudar a los suyos con algunos trastos y una mirada de mi madre, señalando con ese dedo imperativo a la niña, me impuso una conducta amistosa, así que la llevé al pequeño patio a jugar en los columpios.

La guié hasta el columpio, y ofrecí empujarla bajo la condición de que se agarrara bien. Por supuesto prometió que se agarraría bien y fuerte y que no pasaba nada, que no se caería. Nada más ayudarla a sentarse, pidió que la empujara más alto, más, más... Hasta el cielo. Quería ver el cielo. Yo la seguía empujando, me empezaba a caer bien. Nos reíamos de lo fuerte que la empujaba.

Me preguntó que si había alguna nube a la vista y por añadir un poco de emoción, respondí que sí, a pesar de ser un día despejado. Dije que era como una enorme bola de algodón húmedo. Empújame bien alto, me pedía entre risas; quiero verla.

Yo tampoco era muy mayor. Creo que tenía 7 años.

Yo no sabía que ver era tocar.

Segura

¿Y qué si yo quiero meterme debajo de la cama?
Es mía. Y me meto cuando quiero.

¿Cobarde?

¿Avestruz?

¿Segura?

Tú no has visto lo que vive ahi...

Lejos

Uña punzante
Raspando la seda
Pisando las telas
de arañas
like dreams
Of smoke.
But—
Stop.

Duermo soñando
Tu aliento caliente:
Arañas las telas
de sueños
quemados,
el humo marcando
su tierra lanzando
cristales teñidos de rojo...
Pero—
No.

Duermo despierta
Dolida y desierta,
Despierto cerrando
Los ojos, meando
Recuerdos.

14/7/08

El cuento de hadas (segunda parte)



os cuenta-cuentos empezaron:



Érase una vez... en una tierra lejana... vivía un mago perverso y malvado cuyo poderes inconmensurables le permitían dominar cielo, aire, tierra, agua, y aquellos infelices pobladores que se hallaran cerca de su castillo. Toda esta energía la albergaba en un pequeño diamante que siempre colgaba de su cuello. Lo utilizaba como un verdadero egoísta: para ser bello, para ser rico, para destrozar las cosechas que no le pertenecieran, comprar las tierras estériles baratas, y comvertirlas en tierra fértil de nuevo. Secuestraba las jovenes de las aldeas, deshonrábalas, y mandábalas sin un centavo al mundo que gracias a él era un mundo cruel, duro, y sin compasión. La causaba placer el llanto de mujeres y niños, y le hacía reír un hombre arrodillado a sus pies rogándole el perdón.


Este terrible mago vivía en un resplandeciente castillo rodeado de bellos árboles y una inmensa muralla de piedra. El castillo en sí era un lugar formidable pero hermoso: cubierto de figurinas de mármol y gárgolas, las torres eran esbeltas pero tan altas que parecía que rozaban el cielo y despedazaban las nubes, las vidrieras eran de colores fantásticos pero mostraban escenas grotescas de muerte y sufrimiento, por dentro todo lo que no era madera meticulosamente tallada o mármol, era de oro y plata, y alfombras persas. Aquí uno encontraría los caballos más hermosos y elegantes del país. Los galgos más rápidos. Los mejores halcones de caza. Pero había una cosa que era su posesión más apreciada, la única cosa en el mundo que trataba con cariño: un enorme caballo alado blanco cuya crin y cola eran plateados. Guardaba esta criatura mágica en un jardín secreto cuya puerta solo podía encontrarse por alguien cuyo corazón estaba empeñado en encontrar el caballo. Como nadie excepto él sabía de la existencia de tal bestia, nunca tuvo miedo de perder su tesoro.

* * *

Un día decidió ir a revisar sus campos y procurar que todos los aldeanos estuvieran trabajando sin parar. Salió con un caballo negro y sus perros más feroces. Fue a visitar primero una de las aldeas de pescadores donde empezó por vigilar que todo marchara como debiera. Pero no tardó mucho en fijarse en una bonita muchacha que reparaba una red. Con una sonrisa maliciosa, acarició el diamante que llevaba en el cuello, y una repentina brisa arrancó la red de las manos de la joven ya la dejó a pies del tirano. Horrizada, la chica brincó y echó a correr detrás de la red, pero el mago volvió a acariciar el diamante, y la pobre se tropezó con una raíz de árbol y cayó prostrada a sus pies.

--¡Vaya, vaya! Tengo una manos-mantequilla... Tché... eso no puede ser...

--¡No, no, mi señor! ¡Le juro que es la primera vez que mis manos me fallan!

--¿Y porqué iba a creerte? No eres más que hija de pescadero, una miserable aldeana, que como todos los demás aldeanos, no eres más que escoria. Pero tú... Tú eres escoria estúpida, y no puedo tenerte aquí incordiandando.

La pobré le rogó que la perdonara, pero hizo caso omiso, agarrándola y poniendola boca abajo sobre la montura de su caballo. Se subió detrás, y la llevó a todo galope al castillo. Una vez allí, la dejó en una salita que más que una habitación, parecía una cuadra para un caballo muy muy pequeño. La cama consistía en un montoncito de paja áspera, el agua salía de un grifo en la pared y y llenaba un abrevadero.

--Mañana, te daré una lista de tareas. Si consigues hacerlo todo mañana, no te tiraré a los perros. Incluso te traeré comida.

Y dicho eso, el mago se fue carcajeando cerrando la puerta tras sí. Ella corrió hacia la puerta y la golpeó como si fuera a echarla abajo. Era imposible, así que cogió la lista y la llevó a la única ventana de esa pocilga para poder leerla a la poca luz que quedaba del día.

--No podrás hacerlo todo a tiempo.

La muchacha se quedó de piedra ante la ventana. Ahí, asomando la cabeza por la ventana había un caballo blanco con la crin plateada. Un caballo blanco que la acababa de hablar.

--Nunca pueden hacerlo a tiempo. Y tampoco te echará a los perros. Al menos hasta ahora, tampoco ha hecho eso jamás.

El caballo se rascó la cara contra la pared y estornudó al levantar el polvo. Se quedó mirando a la chica, esperando que dijera algo.

--¿Qué quiere de mí?

El caballo relinchó, soberbio.

--Lo sabes perfectamente. Pero te puedo ayudar. Hubiera ayudado a las otras, pero es la primera vez que consigo estar cerca de una de sus prisioneras. Las suele encerrar en alguna torre.

--¡Me ayudarás! ¿Y me ayudarás a escapar?

--Tché. No te ayudo porque me caigas bien. Los humanos sois todos iguales: destrozadores de la naturaleza. Yo no siempre tuve alas. Nací normal y corriente: no tenia crin ni cola de tan absurdo color. Ni tampoco hablaba. Se supone que debiera estar agradecido a ese mago. Al menos eso lo dijo él. Y el miedo que me inspiró el día que me transformó me hizo comenzar un eterno teatro de mentiras. Yo te ayudo, y tú me ayudas. Yo te ayudo a realizar tus tareas. Tú encuentras el Libro de las Transformaciones. No me interrumpas,-- añadió viendo que la chica iba a hablar,-- si superas la prueba de mañana, no te tocará. De hecho es probable que te acabe usando como criada. Así es como conseguirás encontrar y robar el Libro de las Transformaciones. Y si encuentras antes otros libros de magia, te conviene empezar a memorizar algún que otro hechizo. Ahora, --sigue callando, que no he acabado-- coge uno de los cabellos de mi cola cuando me dé la vuelta, y átatelo al cuello. Y mañana, cuando venga a por tí el mago para que comiences tus tareas, una vez sola, lee en alto la lista. No volverás a verle hasta el anochecer, cuando deberás estar en la cocina pues tu última tarea es preparar la cena. Todo estará hecho, sólo tendrás que servir la cena cuando él así lo ordene. Y quítate mi cabello del cuello antes de servirle, o sabrá exactamente cómo lo hiciste. Nunca lo uses salvo cuando estés sola. Y nunca lo lleves puesto si lees palabras mágicas en alto. Y no abuses de ello, o no te ayudaré más. ¿Te acordarás de todo?

La muchacha asintió con la cabeza.

--Pues coge el cabello, duerme, y mañana haz cuanto te he dicho.

10/7/08

El cuento de hadas (primera parte)





rase una vez los cuentos de hadas. Eran cuentos para toda y cualquier persona, eran cuentos que describían cosas que la gente nunca antes había visto, cuentos que les dejaba reflexionando sobre su verdad. Y érase siete cuenta-cuentos. Vestían todos en tejidos dorados y plateados, tocaban liras de marfil, cantaban, bailaban, actuaban, pero su fama se debía a sus cuentos.


ada uno vivía en una parte del mundo: uno en lo que hoy conocemos como Inglaterra, otro en España, uno en Francia, uno en Rusia, uno en sudamérica, uno en China, y uno en Australia. Cada cuenta-cuento contaba a su público lo que él creía que les pudiera transformar en personas más bondadosas. Cada uno contaba sus propios cuentos, cada uno vivía su propia vida, cada uno se casó, y cada contaba sus cuentos gratis para los pobres y cobraba a los ricos.


na vez cada cinco años, los cuenta-cuentos se reunían en Italia durante una semana y contaban sus mejores cuentos gratis en un pequeño teatro lleno de espectadores. La entrada era gratis para que quien quisiera pudiera oír los relatos sobre grandes batallas, enromes logros, errores imperdonables, cuentos de creación, de trágicos sacrificios, relatos que terminaban en ríos de lágrimas, relatos que hacían sonreír a la persona más desdichada del mundo... y aprender. Cada cuento tenía su mensaje oculto, cada cuento se contaba desde el sentimiento, y cada cuento cambiaba vidas: hacían a los egoístas preocuparse de los demás más que de sí mismos, hacían que el pobre se sintiera más rico que un rey, hacían a los ricos y poderosos auxiliar a los necesitados.

ste era uno de esos años de reunión: los siete hombres estaba en Roma preparando su nuevo cuento cuando un joven se les acercó. Estaba vestido en un uniforme exquísito de azul con adornos en tela dorada pero sus ojos revelaban una miseria camuflada entre tanto esplendor.

--Mi Señor, su Real Majestad el Rey, les ruega que este año las actuaciones se lleven a cabo en su palacio en lugar del teatro humilde que soleis escoger.



os siete hombres le miraron atónitos.

--¿Qué pasa,-- dijo uno,-- ¿el teatro no es lo suficientemente grandioso para él?




l joven miró el suelo en silencio, por lo que los cuenta-cuentos volvieron a hablar:

--Dile a su Real Majestad que su petición nos halaga, pero que no podemos romper con nuestras tradiciones. Hemos contado cuentos allí desde la niñez, y en nuestros ojos, no hay escenario más grandioso. Si desea vernos, debe acudir allí.




l joven trató de replicar pero los viejos le interrumpieron:

--Ésa es nuestra respuesta, y no te daremos otra.


a mirada del joven cayó una vez más hacia sus pies, y se fue.



* * *



l Rey estaba furioso. Era un ser joven, egoísta, despiadado sin respeto a nadie. Sobretrabajaba su pueblo e imponía tremendas tasas. Sólo había subido al trono un año atrás, y ya le odiaba la mitad de Italia. Y estos cuenta-cuentos le habían hecho enloquecer de ira: ¡nadie le debía negar absolutamente nada! ¡Él era el Rey! El mensajero fue enviado a un calabozo, y a su mujer más joven, de apenas 12 años, la mandó a la guillotina. Ya había mandado asesinar a otras dos de sus mujeres previamente ese año. Y le quedaban cinco. Más tarde ese mismo día, bajó a la perrera, y cuando su mejor perro de caza le rigió, empezó a golpear el pobre animal con tanta bestialidad, que la pobre criatura murió. El malvado Rey juró que si "esos malditos juglares" no acudían a su Palacio, moriría otra de sus mujeres.

as noticias de la muerte de la esposa tan chiquilla del rey y el destino del pobre mensajero viajaron con rapidez y alcanzaron los oídos de los cuenta-cuentos. Supieron en seguida qué había causado los acontecimientos tan terribles, tan drásticos, tan violentos, y se sentaron juntos para idear una manera de parar tal corriente de crueldad. Sólo había una. Mandaron un mensajero al rey con su decisión: actuarían en el palacio. Recordaron un cuento que una vez se habían relatado ante un hombre muy egoísta: éste ahora era un padre tierno y un terrateniente justo. Rezaron porque el Rey cambiara de manera parecida y se dirigieron al palacio, donde el insensato rey les esperaba sonriendo con malicia, esperando.


l cabo de una hora los viejos cuenta-cuentos habían llegado a las puertas del palacio y poco después se hallaban arrodillados ante Su Majestad. El mayor se dirigió al Rey:

--Hemos llegado a la conclusión que un rey como lo es Su Realísima Majestad merece más nuestra atención que el vulgo ante el cual solemos actuar. Le rogamos que nos perdone una respuesta tan falta de consideración y respeto por nuestra parte.




l rey apenas les miraba mientras respondía:

--Cierto es que me hicisteis enfurecer... Contadme un cuento: si es bueno, seréis perdonados; sino, iréis al más pequeño de mis calabozos donde os convertiréis en comida para las ratas. Comenzaréis una vez reunida la Corte.


penas hubo terminado de hablar cuando las puertas a la sala se abrieron de par en par y entraon sus cinco mujeres, sus consejeros (cuyos consejos resbalaban sobre oídos sordos), y los altos nobles. Se sentaron y el rey señaló a los cuenta-cuentos que empezaran.

30/6/08

Inglés de albacete...


Para niños:

Güan dei, Güan mariposita fly que te fly in de garden, güen, de repent, ¡plaf! tortita with de flower. "I'm tontita" says the mariposita, "I forget open mis alitas"


Para adultos:

Güan fakin dei, güan mariposita fly que te fly por culo in de garden, güen, ¡me shit in the milk!, ¡PAF! Ostia with the flower of the eggs. "I'm retraseited" say de maderfakin mariposita, "I forget open mis putas alitas".

26/6/08

Cadenas rotas. Ediciones del Gato Cheshire.


Llevo Una borrosa vida que Me gusta Para un rato. Alterando la escena y Recordando una rellamada acurrucada. Almacenando El día ante la puerta. Creo disfrutar más Pensando en la cama. daba mediocre del letargo rebosante. las lágrimas de una estatua de alguien aburrido. ¿qué pasó cuando alguien templado me hizo atractiva al sol de noche? año de importancia... pudiendo parpadear la quietud... mis ojos -inconmensurables-... Pero se tiene Detrás desorden. Prefiero Lágrimas en mármol a responder a gritos. A la vida de ineptitud inactiva se halla ante lo mismo de sentir. ¿Y qué? Me llamaba hermosa siempre. los míos y la luna libre. Es destructivo de mi pereza diaria cerrada. Pero no llama Porque he convertido el parpadeo de insensatas Y Ni abrió igual. desapercibida, paso de abro. es de...


Con las mismas palabras, qué diferente suena todo si lo desordenamos un poco.

(Foto de DVD)

Reescritura y edición. Ediciones del Gato Cheshire.


Me siento delante de la mesa, con mi mochila a mis pies. A veces en silencio. A veces también. Pero sonrío. Es esa sonrisa estúpida, la que delata el Tonto de la comedia, el loco inocente e inofensivo que acabó en la carcel Dios sabe cómo. Nunca digo lo que quiero, ni como quiero, ni tampoco lo que debo. Eso lo pienso después. Ahora. Ahora que puedo borrar lo que sobra, reescribir lo que no se entiende, añadir lo que falta. Pero imagina que en vez de frasearlo así, lo hiciera asá:

Ahora quiero reescribir. después digo que Me siento, con la comedia inocente delante de esa sonrisa estúpida. a mis pies. A veces, el Tonto de lo que debo no se entiende ni como borrar. Nunca pienso, ni que falta el silencio. mi mochila A veces tampoco, Pero sonrío e imagina que también así en la mesa Dios. Es la carcel que delata lo loco, Ahora inofensivo, que acabó. lo que quiero. Eso cómo lo sabe, Pero lo puedo añadir. lo que sobra en la que en vez de frasearlo, lo hiciera asá:


Dice lo mismo en otras palabras. O dice algo diferente en las mismas palabras. Yo me entiendo. ¿Tú de verdad crees que me entiendes?



(Foto de DVD)

12/6/08

Tentando la suerte



En Inglaterra, donde conducen por el lado que no NO es el que tendría que ser, donde no usan el euro y cada día se desvalora más la libra esterlina, donde el partido de izquierdas es más derechista que los conservadores, donde hay buenos futbolistas pero un equipo de pena que no entra ni en la Eurocopa... En Inglaterra, si un gato negro cruza por delante tuyo, te da buena suerte. Que sí, que son raros, o mejor dicho diferentes, un tanto suyos y un poco especialitos, pero es verdad. Los gatos negros, a pesar de estar relacionados con las brujas, traen buena suerte. Y un día gris con nubes maleducadas escupiéndonos, yo andaba con mi abuela por su ciudad, buscando tiendas chulas, alternativas, góticas, punks... Y vimos un gato negro en la otra acera. A mi abuela no le gustan los gatos. A mí me gustan todos los animales. Pero el hombre que andaba delante nuestro necesitaba una bendición felina. No sé porqué. No se le veía dolor en la cara ni en su vestir ni en su gesto, pero necesitaba esa buena suerte.
Se supone que el gato elige a quien bendecir.
Yo no me lo creo, pero es cierto que cuando se acercó el hombrecillo al gato, éste se alejó. Y el hombre lo siguió, intentando hacer que el gato cruzara su camino. Pero el gato se alejaba más y más. El hombre corrió un poco hacia el gato, y esta vez el gato se esfumó.
Quizás ese hombre hizo que el gato no cruzara delante de quien realmente necesitaba esa suerte. O quizás los gatos no traen suerte.
Pero yo no he olvidado esa escena.
A pesar de que encontramos una tienda alternativa hippy y otra gótica.

7/6/08

Al Vent



Al vent,
La cara al vent,
el cor al vent,
les mans al vent,
els ulls al vent,
al vent del món,

I tots,
tots plens de nit,
buscant la llum,
buscant la pau,
buscant a déu,
al vent del món.

La vida ens dóna penes,
ja el nàixer és un gran plor:
la vida pot ser eixe plor;
però nosaltres

Al vent,
la cara al vent,
el cor al vent,
les mans al vent,
els ulls al vent,
al vent del món.

I tots,
tots plens de nit,
buscant la llum,
buscant la pau,
buscant a déu,
al vent del món.

(Raimon)
"no pasa nada porque haya una canción en catalán" dijeron, intentando empequeñecer lo que supuso cantar en catalán en el 63. Pero pasó mucho.

28/5/08



Por los viejos tiempos.
Por tí.
Por mí.
Sobre todo por mí.
Y por Félix.
Para renacer.
Para resucitar una felicidad muerta, putrefacta y gris.
Para que torne nergo y morado, plateado y dorado, rojo y azul.
Y verde.
Muy verde.

18/5/08

en cade na des en cade nada

El día más templado del año, rebosante de letargo mediocre y aburrido....
Lle
vo... un rato de los míos -inconmensurables- acurrucada en la cama. Pensando. Recordando. Alterando. Almacenando.
Creo q
ue me llamaba alguien. ¿Pero qué importancia tiene responder a una rellamada a la vida pudiendo disfrutar de la atractiva quietud de la ineptitud inactiva?
Una escena hermosa y borrosa se halla ante mis ojos. ¿Para qué parpadear ante el desorden destructivo de mi vida diaria? Me gusta. Es libre.
Detrás de la puerta cerrada alguien llama a gritos. Pero no abro. Ni parpadeo. Prefiero sentir las lágrimas insensatas. Lágrimas de pereza. Me he convertido en una estatua de mármol.

Y cuando se hizo de noche, la luna pasó desapercibida, abrió paso al sol. Y daba igual. Porque es lo mismo de siempre.

9/5/08

Ojos de Venus

La suya era una mirada de Venus, una Venus de mármol sin pupila ni iris. Ojos en blanco que no sabías si te miraban a tí o el árbol justo detrás. Ojos a quienes no les importaba si te miraban a ti o el árbol justo detrás.
Y me estaba mirando. Sin parpadear, algo que siempre me había puesto nervioso. Miraba, esperando a que contestase. ¿Porqué?
Yo directamente no miraba. Veía. Sus ojos, sin enterarme ni de su color, sus pies, la mano (¿izquierda? Ni puta idea), su boca, mis pies, mis manos, los coches que pasaban... Veía, evadiendo el mirar, porque si miraba quizás tendría que aceptar las cosas como eran.
Me dí la vuelta.
No me llamó. No volvió a preguntar. Simplemente me miró, lo sé, porque la ví en el reflejo del escaparate de enfrente.
Me fui sin contestar a la única pregunta que me había hecho.
¿Porqué?

6/5/08

Durga

Poco a poco la gente se va callando, como si a la vez de bajar la iluminación alguien estuviera rebajando el ruido. Se abre el telón y los espectadores desaparecen, disolviéndose en la creciente oscuridad.

Brilla la imensa luna, arrojando su luz por las tierras desnudas. Un árbol muerto sigue en pie en medio una finca, sus ramas, vestidas de nieve, son las protagonistas de la noche. Al reflejar la luz de la luna parecen fantasmales: largos brazos estrechando sus dedos sobrenaturales hacia la energía del astro, alimentándole y alimentándose de él simultáneamente.

Aterrada, la heroína sale corriendo desde el ala izquierdo hacia el centro del escenario chillando algo que nadie entiende. Corre hasta el árbol y se esconde detrás, temblando y llorando. Todos los ojos están clavados en esta figura abrazada al árbol muerto, el largo vestido rojo peleándose con el viento que arranca con desdén las lágrimas de sus ojos.

La sombra del Visitante aparece deslizándose lentamente sobre la nieve que cubre el suelo… Y se va acercando al árbol. El viento disminuye, dejando que reine el silencio ensordecedor. Parece que el tiempo deja de fluír, que va a saltos… Por encima del silencio se oye un suspiro: el aliento de la muerte.

Un espasmo de terror invade el público: la heroína se asoma por un lado del árbol, lanza un chillido; la cara blanca del Visitante con sus ojeras negras aparece repentinamente delante de ella para envolverla entre las mil pliegues de su capa negra, tapando primero sus pies, luego recorriendo su cuerpo petrificado hasta tapar su pálida y aterrada cara. Desaparecen los ojos desorbitados, antes azul mar, ahora rojos. El último rizo dorado es tragado por este oscuro ser. Reina de nuevo el silencio, y poco a poco se va levantando la capa del Visitante.

Y quedan huesos.

* * *

Durga se tumbó sobre la cama. Sabía que le iba a tocar una bronca de las buenas. La cuestión era cuándo. ¿Cuánto tiempo estarían sus padres dando vueltas al asunto antes de estallar?

<Que sea ya, por favor… que no se acumule…>

Pero eso era un rezo que, al igual que tantos otros, Dios siempre había ignorado. Tendría que pasar toda la noche esperando, imaginando lo que la podría esperar en un futuro no lo suficientemente lejano. Desayunarían los tres en silencio, su padre se levantaría el primero y, sin dirigir ni siquiera la mirada a su hija, se despediría de su esposa. Quedarían madre e hija en silencio terminando su desayuno sin encontrar el valor para romper el fino hielo que comenzaba a separarlas.

La bronca estallaría sin aviso ninguno mucho más tarde.

¿Por qué habían ido a verla?

Ella misma les había dicho que la obra era tétrica; que no les gustaría, que se había creado para intimidar y para sentir el poder de controlar la respiración de cien espectadores. Para Durga, había sido tremenda. La obra trataba de embrujar al público, de agarrarlo por el cuello con manos frías y llevarlo a un mundo donde la acción era real. Para lograr eso habían tenido que ensayar la coreografía con la más precisa minuciosidad… Tres meses para preparar una obra que no duraba más de cinco minutos. Pero había salido perfecta.

Todo esto lo había explicado tranquilamente las dos veces que sus padres la habían dicho que “igualmente iban a ver la famosa obra”. ¿Por qué no la hicieron caso?

Se levantó y se soltó el moño dejando caer un río negro y blanco por la espalda.

Había nacido así: una combinación extrañísima de albino y morena, con piel blanca salvo dos grandes manchas morenas en los hombros, el pelo más oscuro que ébano pero con tres extraordinarias mechas blancas, un ojo marrón chocolate y el otro rosa por falta de pigmento en el iris. Por eso, ella era siempre el elemento sobrenatural en las obras. Cosa que empeoraría la bronca de mañana, pues ella había sido el Visitante.

Puso un CD, permitiendo a Sibelius entrar sigilosamente hasta ocupar su habitación de lleno. Se volvió a tumbar para poder cerrar los ojos y centrarse únicamente en la música que la invadía los dos oídos, dejándose llevar a un estado casi de trance. No sabía tocar ningún instrumento, ni quería, pero cada vez que escuchaba esta música se quedaba en este estado, maravillada ante la idea de que humanos pudieran producir un sonido tan bello y tan espiritual, tan lleno de sensación que invadía el cuerpo secuestrando su mente para llevarla a lugares que ella nunca había visto ni iba a ver. Al menos no hasta que por fin se liberara su alma de la prisión esqueletal en la que se encontraba.

Hacia la mitad del segundo movimiento, Durga se había quedado dormida. Todavía vestida con la capa negra y maquillaje del Visitante, tumbada de espaldas con los brazos cruzados sobre su pecho agarrándose los hombros, parecía una vampiresa esperando a que se pusiese el sol para poder despertar de su muerte.

Nadie vino a apagar la luz. Sin embargo, en algún momento de la noche se había apagado, pues cuando entraron los padres, preocupados al no verla bajar a la mañana siguiente, encontraron que la habitación estaba completamente oscura, que el segundo movimiento de la Suite de Karelia se había estado repitiendo toda la noche y finalmente que Durga estaba muerta. Pero no sólo muerta. Su cara era lo único que parecía haber sido alguna vez humana y ésta estaba retorcida en una mueca horrorosa, dejando captada la mismísima definición de Terror. El grito que nadie había oído había quedado sellado en sus labios retorcidos, su boca abierta y sus pulmones vacías. En cuanto al resto de su cuerpo…


Quedaban huesos.

Producciones Circo Putón (Tm) presenta... Amigas

Vámonos de putas.

¿Pa qué? Si está la Esta, amiga tuya, en el bar de al lado.

No tío, que el otro día me dijo que no, que no era "un coño gratis a disposición del público".

Pues la Otra.

Me dijo que "ya no es mi puta follamiga".

Pues la Ésa.

Dice que "antes que volver conmigo se acuesta con su gato".

Pues la Anterior.

Tampoco. Se ha echado novio.

¿Y?

Tienes razón, ¿y? Vamos a probar. Pero tú ¿con quién?

Yo sólo quiero fumar y beber.

Pues yo fumar, beber y follar. Anda, levanta el culo gordo y vamos.

30/4/08

Conmigo

Estoy preparando mi maleta -un poco temprano, eso sí- pero no quiero olvidar nada. Quiero recordar todo. Quiero ir contenta sabiendo que puedo volver, o no, según quiera. Quiero llevar los sabores de estos últimos meses -los más importantes según mi juicio infantil de carpes diems-, de los años todos, junto con sus memorias retorcidas para bien o mal. Quiero llevar el olor de jazmín que tenemos en el cuarto de baño pero también el olor de mierda. Quiero llevarte en mi bolsillo, a tí y tanta gente... Quiero llorar. Quiero reir. Quiero un vaso de chocolate solidario y galletas de anacardos. Quiero peinarte con mis dedos a pesar de que el cepillo me ponga mala cara. Quiero luchar. Quiero construir. Quiero contar a tu lado los tres copos de nieve que puedan caer en invierno. Y tantas cosas....
Por eso me llevo la piel de gallina que se estremece ante tu ternura. Me llevo el dolor de abdominales causado por los ataques de risa imparables. Me llevo tu peso muerto y relajado en mis brazos. Me llevo la inseguridad de querer hacer lo que necesitas. Me llevo la sonrisa más triste y amante del mundo. Me llevo las lágrimas de agradecimiento. Me llevo las horas sin dormir por pensar tanto en las sensaciones coloridas que produces en mí. Me llevo las ovejas blancas, negras, verdes, rojas, y ROSITAS. Me llevo la fresa más ácidamente suculenta del mundo. Me llevo la pitufa azul. Me llevo gatos y perros y bichos. Me llevo bubus, babas, bebes, bobos varios. Me llevo pechuga de pollo de lechuga. Me llevo conguitos. Me llevo un Sol y un solete, y la noche negra centellada. Me llevo mi inmadurez en un tuperware. Me llevo un intento de madurez como abrigo. Me llevo el miedo de manta y el valor de ropa interior, o quizás era al revés. Espero no pasar frío en las noches eternas y solitarias donde es difícil ver las estrellas a través de tanta luz artificial.
Dejaré la maleta abierta, hay más cosas para meter que hoy no me da tiempo, otras que aún no he sentido. Menos mal que no hay límite de peso, que sino tengo que dejar atrás mi alma entera. Y el corazón.



Huir no es la respuesta que yo buscaba.

28/4/08

La censura.

Estoy terminando un trabajo que hemos hecho entre dos amigas y yo sobre los pidgins. Con lo bien que me estaba saliendo el prólogo, yo no entiendo porqué me la han censurado:

Prólogo

En este estudio hemos querido presentar una visión general acerca de qué se considera pidgin y qué criollo, mostrando las características de cada tipo lingüístico, para luego estudiar en más detalle un número reducido de criollos de diferentes bases románicas. Los criollos de base románica que hemos podido hallar son de base francesa, portuguesa, y española, y dentro de todos los ejemplos estudiados, hemos hecho especial hincapié en el Papiamento porque somos así de guays, y estamos estudiando en una universidad Castellana (atención la mayúscula) donde lo bueno es lo Castellano. Y un cagao. Ahora me entran ganas de cambiar el trabajo entero y estudiar el Tok pisin, de base inglesa, pero nooooooo… que Blaire chupa el culo a Bush. Por lo tanto, volvamos al Papiamento. Hemos decidido, bueno, yo decidí, fijarnos/me/obligar a miri estudiar en detalle/lo que sea el papiamento y-

Ups, censura.

Hay que volver a escribir el prólogo.

Dolls


Little dollie

in her little house.

It's mine, really,

and so is she.

27/4/08

Cotilleos

Le miro,
me mira.

Y?

Me levanto,
se levanta.

Y?

Sonrío,
sonríe.

Y?

Y nada.

Nada?

Bueno, algo.
Mucho.
Todo.

Y?

Y ya.
Bueno, no.
Sigue.
Pero, ¡ya!

23/4/08

Gris

A veces,
cuando llueve estrellas rojas,
espero.
Pero sólo a veces.
Otras,
exploto:
bombas de mil sabores
y mil colores
y mil olores...

Y se reduce a
gris.

Y odio el gris.

Porque sí.
Porque
verde + rojo = gris,
y eso no mola.
Porque acaba siendo insípido,
porque acaba siendo incoloro,
porque acaba perdiendo el olor
entre mil sentimientos sudados.
Huele a pies que andan en círculos
concéntricos
cada día más rápidamente
que el anterior.

Y cuando espero
-si espero-
pasan los minutos como gusanos gordos
de comer comer y comer...
no pueden más...
no quieren más...
y finalmente
gris.

Y odio el gris.

17/4/08

Pipi


Pipi se levantó mal
de malas
muy malas.
Desayunó malos modales
con mala leche.
Mal hecho.

17/3/08

Y si me acurruco...

Y si me acurruco cerca de tí, ¿las pesadillas desaparecerán? ¿Descansaré un poco ya por fin, en lugar de medio dormir con los ojos demasiado cerrados? ¿O me despertaré sola, inmersa en la peor de las pesadillas, el sudor frío atándome, agitándome con frialdad? ¿O será paz? Paz... en tu espalda, esperando sin prisas a que el sueño se haga más ligero, a que te gires, para ver tus párpados cerrados y contar las pestañas. Para ver como se forman las legañas y luego... escuchar el saludo de tu primera sonrisa.
Me acurruco, ronrroneo, y me hago gato.
Y me despierto con la luna, salgo a bailar, y regreso a tu regazo. Y me duermo. Y descanso. Y me despierto en tus brazos.

16/3/08

Mi mejor amigo

Era la cosa más repugnantemente fea con cuatro patas que había visto jamás. Un puto bulldog de color mierda que no llegaba a la altura de mis tobillos con boca de tiburón y unos labios tan rosas y babosos,tan kilométricos, que ninguna caricatura pudiera exagerar su detestable grotesquedad. Pero me inspiraba pena. Estaba ahí, solo, atado a la reja sucia de la ventana de un bar que expulsaba peste negra por cada una de sus mil goteras. Ahí estaba, acompañado de la fría soledad del invierno, tirando de la correa, casi ahorcándose en el intento de soltarse. ¡Y lloraba! Y según me acercaba, el gemido gutural (que a saber de dónde procedía, pues yo cuello o garganta no veía ninguno) empezaba como un suave temblor, creciendo, desarrollándose, hasta convertirse en un aullido tan cargado de tristeza que el aire espesaba, dificultando la respiración. Pero meneaba la cola mientras me miraba, y al llegar a su lado, no pude evitar pararme, acuclillarme, acriciarle suavemente la cabeza y las orejas, sintiendo la repentina felicidad del bicho entrar por mi mano, recorrer mi cuerpo, aliviar mi corazón y dejar en mi boca una sonrisa sincera.
Me levanté y me fui. De nuevo empezó a llorar, pero ahora de diferente manera. Miré atrás. La verdad que no era tan feo. Más bien de color chocolate con pepitas de cacao,con los dientes algo redondeados y labios tristemente sonrientes de payaso.

5/3/08

La madriguera del Gato




Iluminando la oscuridad con ojos entrecerrados, me río, a ratos, de los ratones. Son tan peculiares... Corretean aquí. Allí. Triquitiquití. Para. Escucha. Se muerde la uña. Triquitiquití otra vez. Y yo, con dos lunas atentas, aguardo. ¡Rarrarrarrá!

Nunca se lo esperan, y por eso siempre estoy aquí. Con letargo. Con los ojos entreabiertos. Con la risa rara reptando vibrante por mi cuerpo. Sus narices hinchadas de queso rancio no me huelen. Triquitiquití. Entra. Ñac ñac, las uñas. Triquitiquití. Ahora se sienta, se lava la oreja. Triqui. Perdió una miga por el camino. Triquití. Vuelve. ¡¡ÑAM!! ¡Rarrarrarrá!

Rrrrrrrrrr... Mejorrrrr. Ahora, tan suave como un pañuelo de seda, me levanto, y lentamente, disolviéndome en las sombras nocturnas del cuarto, paso al lado de los otros, detrás, sonriendo cheshirescamente porque sí, porque no me huelen, ni me ven, ni me oyen, ni me sienten. Hasta que tenga hambre, y entonces será tan rápido que sólo uno percibirá un instante una garra letal. Y entonces nada. Me pondré de nuevo las botas de terciopelo rojo y torna nueva la luna...

Y la risa ronca regresa reptando como un cosquilleo que vive en mis entrañas y hace fiesta en mi garganta.

2/3/08

Sueños rotos





Era tan aburrida la caja en la que vivía... Y sus compañeras eran tan bobas.


Tic tac. El tiempo pasaba y ella sólo añoraba el día en que su ama se aburriera de ella, que la tirara a la basura, que la llevaran en camión por las calles desconocidas de esa ciudad tan rara en las que, según el día y el juego de su ama, era personaje de ficción. De haberse podido mover, se hubiera fugado el primer día. Pero su piernas de plástico respondían únicamente a la voluntad humana y sus brazos no tenían articulaciones. Sólo le quedaban sueños. Imágenes de un cristal tan fino y frágil que si pensaba demasiado intensamente en ellas se desacían en mil pedacitos afilados y asesinos, que atacaba con furiosa agresividad sus emociones y pasiones.
Soñaba con el día en que llegara su soldadito de plomo... hasta que recordaba que no era una elegante bailarina, sino una Barbie cualquiera, de proporciones plásticas inversímiles cuyo único pretendiente era un obsceno Ken, super guay, mega y chachi a la vez.


Con los años su ama casi maduraba. Y la caja de cartón se abría con menor frecuencia. Y la oscuridad empezaba a nublar su mente. Ya no había soldaditos de plomo en sus sueños. Sólo nubes oscuros, espesos, sofocantes, esperando la luz, pero sin esperanza...


Sus compañeras charloteaban menos. Ken había entrado en el estupor de la hibernación. Y ella marchitaba desnuda en la caja. Sus pechos sin pezones, sus manos con los dedos fusionados, las rodillas que no se doblaban, el pelo rubio enredado... todo se dejaba envolver en el olvido, porque no podía hacer otra cosa.




27/2/08

He desubierto porqué, cuando están cerrados mis ojos, ven más que cuando están abiertos.

19/2/08

Summertime

Y ahora... que alguien me recuerde... ¿qué hace el verano en medio de un invierno eterno? ¡Ah! Ya me acuerdo. Un paréntesis. Porque a veces los muñecos de nieve salen a hacer surf. Y si no se derritieran nunca, nunca podrían tener esa fabulosamente mágica sensación de renacer. Como si les volvieran a construir unas manos chiquititas. Como de niño.

Bienvenida luz.

Bienvenida calor.

13/2/08


Las columnas de S. Agustín, Valladolid.
Ahí están. Completmente fuera de lugar colgando del aire sin armonía, pudiendo ser bellas en un contorno apropiado, pero no. Son. Y punto. Y estarán. Sujetas con inútlies barandillas, encima de una horrible y monótona pared. Una pared Gris. Como las nubes pero sin el carácter ni la vitalidad de éstas. Un pálido reflejo del suelo. Y entre barrotes de cárcel... las columnas. Presas, mortificadas, y silenciosamente atormentadas por la degradación. Arquitectura enjaulada en arquitectura indigna.

Foto de DVD.

6/2/08

No-palabras y entonces qué?


Y cuando no puedes gritar... ¿qué?
Y cuando no tienes ojos...¿qué ves?
¿Y sin? cómo... ¿Con?
Y... Y... Argh...no, argh no, porque no se puede gritar aquí, en el reino del olvido donde mandan el silencio y la ausencia.
!!!!!!!!!
??????
!!!!!!!
????
!!!!
??
!!
?
!

24/1/08

Temblores

¿Nunca te has estremecido ante el escalofrío de unos labios rozando tu cuello, que no llegan a besarte, pero se abren levemente para que los dientes puedan acariciar suave el pulso? Tiembla pues, porque yo iré más allá de eso... te arrancaré la piel, y devoraré tu corazón mientras lucha por seguir latiendo.

20/1/08

Gente por la calle

Andaba encogida, como si llevara sus 87 años en una saco invisble colgando de su cuello. Arrastraba sus pies por el suelo de manera que no sabías si era por la pereza de no doblar la rodilla, o porque cada paso era tan doloroso como recibir veinte puñaladas de acidez ruisueña en los tímpanos del corazón. Pero seguía andando. Atravesando lentamente el día de otoño, acompañada de una leve brisa que acariciaba sus mejillas con el cariño y cuidado de un amante moribundo.

El pelo se le caía del moño, pero no parecía molestarle. Sus pies seguían arrastrándola por la calle, sus manos seguían agarrando con fuerza sus codos, por si se caían del cansancio. Y sus ojos seguían rebuscando en el horizonte. Intentando encontrar algo que ya conocía, algo que significaba mucho para ella. Algo que algún día significaría tanto para alguna otra persona. Por eso tenía que encontrarlo. Pero fue hace tanto. Antes de que su cara empezara a parecerse a un melocotón que ha pasado sus días al sol perdiendo jugo. Antes de que sus manos temblaran tanto que siempre que bebía se tiraba el café encima.

Ya lo encontraría. Quedaban días, y era hora de regar café sobre su tripilla redonda de antiguos partos.

18/1/08

Bajo ramas llorosas

Bajo ramas llorosas
alegre primavera descansa
tras el fuego que devoró,
entre tanto, el verdor
de tu sonrisa.
Lecho de leche fría
rancïa: arcana utopía
debajo; encima, celosos
soles eclipsados
engullen Luz.

Por una luna decreciente vuelta atrás

El gato Cheshire está cuerdo,
El mundo gira al revés;
Ahora la Luna, negra, invade Sol
Y las ostras bailan sin luz.
Entre ellas, unas a otras
Se devoran. Carpintero y Morsa
Con beber se contentarán.
Causa oculta brilla oscura,
Deseemos paz a la razón.
Gotas forman manchas,
Forman charcos, forman mares
Hasta que inunde el mal
Que de bendecir trató a mi pluma.
Volaré bajo tierra sin avanzar,
Sin subir y sin volar.
Ícaro soy, y a mi propia mar voy.

17/1/08

Sin cuerpo amando

Andaba sin pies por el techo
de tus sueños
susurrando goteras de leche.

Agarré sin manos tu aliento
para darte
venenoso arte de amor.

Besé sin boca tus entrañas
¡no temblaste!
aun cuando te mordí.

Miro sin ojos un vacío

¿cómo llenarlo?

Veo lo invisible

A veces

las cosas

no son

lo que

parecen:

son

lo que

son

16/1/08

¿Por qué necesito escribir?

Porque sino, exploto. Porque quiero decirle a él que me tiene loca, pero no me atrevo. Porque quiero decirle a ella que lo siento, pero soy demasiado orgullosa. Porque así puedo derramar sangre y alma hirviente sin cortarme. Porque soy rara y quiero ser normal. Porque soy normal y quiero ser rara. Porque si no pongo en palabras las imágenes más violentas y apasionadas de mi imaginación, me ahogo. Porque me siento sola. Porque aprecio a los buenos amigos que tengo. Porque tengo miedo de volver a sangrar. Porque quiero cerrar el grifo que me inunda los sueños de lágrimas. Porque la almohada no me resuelve los problemas. Porque me encanta sentir las teclas hundirse suavemente bajo la presión de mis dedos, o ver la fluidez mágica de la tinta que galopa por la hoja. Porque no me basta leer palabras ajenas. Porque sí. Porque tal vez. Porque me dijeron que no podía. Porque me dijeron que no valía. Porque no valgo. Porque valgo y sobrevalgo. Porque puedo. Porque es libertad. Porque es una manera de limitar el exceso. Porque nadie puede hacerlo como yo.
Y tú?