24/1/08

Temblores

¿Nunca te has estremecido ante el escalofrío de unos labios rozando tu cuello, que no llegan a besarte, pero se abren levemente para que los dientes puedan acariciar suave el pulso? Tiembla pues, porque yo iré más allá de eso... te arrancaré la piel, y devoraré tu corazón mientras lucha por seguir latiendo.

20/1/08

Gente por la calle

Andaba encogida, como si llevara sus 87 años en una saco invisble colgando de su cuello. Arrastraba sus pies por el suelo de manera que no sabías si era por la pereza de no doblar la rodilla, o porque cada paso era tan doloroso como recibir veinte puñaladas de acidez ruisueña en los tímpanos del corazón. Pero seguía andando. Atravesando lentamente el día de otoño, acompañada de una leve brisa que acariciaba sus mejillas con el cariño y cuidado de un amante moribundo.

El pelo se le caía del moño, pero no parecía molestarle. Sus pies seguían arrastrándola por la calle, sus manos seguían agarrando con fuerza sus codos, por si se caían del cansancio. Y sus ojos seguían rebuscando en el horizonte. Intentando encontrar algo que ya conocía, algo que significaba mucho para ella. Algo que algún día significaría tanto para alguna otra persona. Por eso tenía que encontrarlo. Pero fue hace tanto. Antes de que su cara empezara a parecerse a un melocotón que ha pasado sus días al sol perdiendo jugo. Antes de que sus manos temblaran tanto que siempre que bebía se tiraba el café encima.

Ya lo encontraría. Quedaban días, y era hora de regar café sobre su tripilla redonda de antiguos partos.

18/1/08

Bajo ramas llorosas

Bajo ramas llorosas
alegre primavera descansa
tras el fuego que devoró,
entre tanto, el verdor
de tu sonrisa.
Lecho de leche fría
rancïa: arcana utopía
debajo; encima, celosos
soles eclipsados
engullen Luz.

Por una luna decreciente vuelta atrás

El gato Cheshire está cuerdo,
El mundo gira al revés;
Ahora la Luna, negra, invade Sol
Y las ostras bailan sin luz.
Entre ellas, unas a otras
Se devoran. Carpintero y Morsa
Con beber se contentarán.
Causa oculta brilla oscura,
Deseemos paz a la razón.
Gotas forman manchas,
Forman charcos, forman mares
Hasta que inunde el mal
Que de bendecir trató a mi pluma.
Volaré bajo tierra sin avanzar,
Sin subir y sin volar.
Ícaro soy, y a mi propia mar voy.

17/1/08

Sin cuerpo amando

Andaba sin pies por el techo
de tus sueños
susurrando goteras de leche.

Agarré sin manos tu aliento
para darte
venenoso arte de amor.

Besé sin boca tus entrañas
¡no temblaste!
aun cuando te mordí.

Miro sin ojos un vacío

¿cómo llenarlo?

Veo lo invisible

A veces

las cosas

no son

lo que

parecen:

son

lo que

son

16/1/08

¿Por qué necesito escribir?

Porque sino, exploto. Porque quiero decirle a él que me tiene loca, pero no me atrevo. Porque quiero decirle a ella que lo siento, pero soy demasiado orgullosa. Porque así puedo derramar sangre y alma hirviente sin cortarme. Porque soy rara y quiero ser normal. Porque soy normal y quiero ser rara. Porque si no pongo en palabras las imágenes más violentas y apasionadas de mi imaginación, me ahogo. Porque me siento sola. Porque aprecio a los buenos amigos que tengo. Porque tengo miedo de volver a sangrar. Porque quiero cerrar el grifo que me inunda los sueños de lágrimas. Porque la almohada no me resuelve los problemas. Porque me encanta sentir las teclas hundirse suavemente bajo la presión de mis dedos, o ver la fluidez mágica de la tinta que galopa por la hoja. Porque no me basta leer palabras ajenas. Porque sí. Porque tal vez. Porque me dijeron que no podía. Porque me dijeron que no valía. Porque no valgo. Porque valgo y sobrevalgo. Porque puedo. Porque es libertad. Porque es una manera de limitar el exceso. Porque nadie puede hacerlo como yo.
Y tú?

14/1/08

¿Qué significa el negro para mí?

Negro es un abismo,
es un charco sin profundidad,
es luz y alegría
tanto como no lo es,
es vida, porque es muerte,
es algo de nada.
Es un color, ninguno y todos,
es un sonido, silencio y ruido,
es porque no puede no ser.
Negro es un corazón roto,
y el que estaba entero,
la sangre que derramó,
la sangre que albergó,
la sangre que le queda
por derramar y albergar.
Negro es final sin fin,
es principio que no arranca,
y es el camino entre final de principio
y el principio del final.
En resumen,
no sé qué coño es negro,
pero es, en mí, en tí,
y lo llevo en mi ropa,
en mis ojos,
en mis botas,
en mis labios,
en mis pulseras,
en mis uñas.
¿Porqué? me dices,
joder, pues haber preguntado eso antes
y no te soltaba tanta chapa.

13/1/08

Pisando pétalos de rosa

Un pie, otro pie, un pie, otro pie…
Andaba con la cabeza inclinada hacia el suelo vigilando sus pies, asegurándose de no dejar ni la más mínima porción de carretera visible entre un pie y el que situaba delante. Dedo gordo, talón, dedo gordo, talón… Así, descalza, era como iba lentamente avanzando; haciendo suya la línea amarilla con una hilera contínua de huellas ensangrentadas.

Pasaban pocos coches, y los pocos que sí no mostraban intención de frenar, ni mucho menos de parar. A nadie le importaba la pequeña figura con el vestido corto y las piernas morenas con las venas por fuera, su menstruación tiñiendo de nuevo la pintura vieja. Las últimas familias y surfistas, que al anochecer regresaban a casa o al hotel tras un día de pleno sol en la playa, no veían más que árboles altos y la serpiente negra sobre la que conducían. Ni Dios se preocupaba por la joven adolescente de cara inexpresiva que andaba absorta en sus pies dejando su placenta marcando el camino de regreso como si fuera Hansel dejando caer las migas de pan.

Era imposible que no se hubiera dado cuenta: era imposible que tras horas de mirarse los pies no hubiera notado las ramificaciones chivatas que goteaban por detrás de su talones. Pero tampoco daba señales de haber visto algo fuera de lo normal. No parecía asustada, no mostraba dolor, no buscaba ayuda ni mostraba interés por limpiarse y parar el flujo. Caminaba oblivia a todo. Sin embargo sus ojos veían; de otra manera no hubiera recorrido tan perfectamente la línea, llegando hasta ese bosque donde el pino luchaba por reconquistar territorio de eucalipto.

El bosque acababa, los árboles eran aquí más jóvenes y crecían en filas que delataban intervención humana. Las dunas se iban desnudando, abriendo paso al mar. Todo estaba envuelto en llamas, los árboles que había dejado atrás eran cenizas consumidas por la pasión de un sol moribundo.

Ella seguía pisando pétalos de rosa a pesar de que tambián dejaba atrás la carretera y la línea amarilla que la había guiado hasta allí.

Un pie, otro pie, un pie, otro pie…
Sus dedos se hundieron en la arena, el talón también. Levantó la cara para saludar al mar, no con una sonrisa, de ésas no quedaban en ninguna talla desde el fin de la temporada anterior. El simple brillo de sus ojos fue su última muestra de humanidad antes de entregarse decidida a las corrientes y olas furiosas.

Que alguien me sugiera un título

Como una hoja a quien el viento

Azota y castiga,

Hoja de roble, hoja roja de octubre,

Tu adiós por el aire se pierde,

Un suspiro, sollozo de pena

Desconsolado busca en una piedra

Un hueco

Un hogar.

Impenetrable, se resiste y no asiste.

El socorro desaparece

Y queda vacío.

11/1/08

Más allá de la razón

Por ese corazón
Que marcó mi vida,
Por la sonrisa
Que tuvo dulce lengua,
Por ese abrazo
Que me daba la vida,
Por esa chispa que ahogaste,
Por ese brote que arrancaste,
Destrozaste,
Machacaste,
Eliminaste,
Por dos palabras
Que nunca apreciaste
O nunca entendiste,
Por algo que nunca sentiste,
Porque mentiste.
Por eso,
Y por más,
Te declaro una guerra
Eterna que sólo puedes
Perder.
Te condeno al fuego
Infernal de amor aborrecido.
Te condeno a gritar,
A chillar y aullar
Pero sin voz, desesperada
E inutilmente
Intentando llamar
A quien no te escucha.
Te condeno a sufrir,
Sin remedio posible
Para tu culpabilidad.
Estarás sola
tanto en luz como penumbra;
el sol te quemará,
la luna te huirá,
las estrellas te envolverán
en tinieblas.
Y cuando por fin entiendas,
Todo empezará otra vez.

8/1/08

Blizzardous

Ven, que te quiero contar una cosa. Pero te la quiero contar en silencio, para que no me oigas y no puedas extrañarte. Te la escribiría, pero no sé si es con B o con V, con H intercalada, si lleva LL o Y, C o Z, G o J, y no sé donde cae la tilde, si es que tiene... Te la pintaría, pero me quedé sin colores y solo queda un tono de gris. Te la cantaría, pero desafino mucho y no quiero que te estallen los tímpanos.
No vengas, mejor, porque así no me quedo mirándote a los ojos queriendo decirte lo que no cabe en palabras. No vengas, que si vienes, sólo haré el ridículo y te reirás. No vengas, porque tendré que decirte algo, tendré que saludarte y me pondré roja y el rojo contrastará con el morado del vestido y te quedarás ahi de pie flipando sin saber qué sucede en mi cabeza, preguntándote ¿por qué se ha puesto roja?
Vete, que me como la cabeza cuando estás cerca. Quédate, porque me la como igual, pero al menos disfruto de verte un rato. Vete, que me pongo roja. Vuelve, que me quedo pálida.
Haz algo, que yo no puedo hacer nada.

3/1/08

Rojo y Azul

Roja y azul era la noche,
sobre todo roja.
¿Por diversión?
¿Por libertad?

Es igual, causa una, causa otra,

si el fruto fue aplastado
y quedó como fresas
pisotoneadas y aplastadas
contra el suelo.
Era un baño de
pétalos de rosa
roja.
Con azul.
Había más luz, pero
no la recuerdo.
Recuerdo que aprendí
a perder, aunque no fue mío.
Aprendí a ver sin hacer.

Aprendí que si corres,

te la pegas.

Pasábamos todos, una larga y lenta cola de espectadores,
pasábamos al lado, pasábamos de largo, pasábamos mirando,
mirando, creando, inventando, pero todo sin pensar.
Mirábamos, yo miraba,

pero poco,
porque podía haber sido yo.
Roja y azul era la noche,
sobre todo
roja.
Excepto para dos ¿personas?
Excepto para dos
fresas;
eran rojas, pero esa noche
no lo vieron,

ni rojo ni azul,
no vieron los puntitos resplandecientes,

pequeños diamantes en el suelo,

metal doblado,

rojo de calor,
azul de tinte,
rojo de tinte,
azul de frío.
No lo vieron,

sino negro.

2/1/08

ojelfer nu

Con un beso suyo me hubiera podido emborrachar, tan fuerte era el olor a tequila. O peor, me hubiera vomitado dentro. Sus piernas al parecer habían perdido sus huesos o quizás se hacían de gelatina a partir de las ocho todos los días. Intentó acariciarme la cara, pero se tropezó con algo invisible y cayó al suelo riéndose, sangrando por la nariz, feliz como una perdiz borracha. Le dejé ahí, pasé por encima y me encerré en el baño. Me miré en el espejo. Podría quejarme, pero ¿de qué? ¿De una decisión que hice yo años atrás? Él no me obligaba a quedarme con él, ¡como si pudiera! Si seguía borracho ahora incluso cuando se molestaba en levantarse por las mañanas. No me había obligado a iniciar nuestra... ¿relación?
Y entonces, ¿por qué me había ofrecido tan voluntariosa a rendirme, a coger un despojo social por compañía? Había sido despojo siempre. Pero un despojo que un día me ofreció su mano amarillenta, tóxica de tanto fumar. Me ofreció la mano, y aunque luego se cayó él al suelo, al igual que hoy, había intentado levantarme. Y se la cogí. Era la única mano a mano. Una mano a mano, una mano en otra mano. Cogió mis lágrimas y se las bebió, quejándose de que estaban saladas, pero al menos no pasaron desapercibidas.
Sonreí, y la otra yo en el mundo del espejo también sonrió. Y me pregunté, ¿no estaré yo en el mundo del espejo en vez de ella? Estamos en el mismo cuarto de baño, pero en su mundo ¿qué hay detrás de esa puerta? ¿Qué más da? No puedo llegar allí, sólo puedo quedarme aquí, donde recogeré ese saco de huesos del suelo lo mejor que pueda y arrastraré su barriga cervecera a su cama. Él, que duerma en el suelo, pero cerquita.