21/3/13

Tu espalda


Mis ojos recorren la suave sombra de tu dorso desnudo. Estrecharía la mano para volver a recorrer tu piel con las yemas de mis dedos, pero hace tiempo que no alcanzo. Pasaron los días, y tu espalda siguió a la vista. Pasaron los meses, y tu espalda siguió a la vista. Erguida, levemente curvada, más suave que las sábanas que aparta. Ensoberbeciéndome como siempre, aunque sea desde una cama ajena.
Pasaron los años, y tu cara ya es imprecisa, borrosa en un mar de quisieras y no-quisieras, pero aparto con mano ansiosa la niebla de la memoria y hallo, al instante, la nitidez y belleza de tu espalda.

1 comentario:

Vicky dijo...

Espaldas largas, el camino al cielo.